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lunes, 18 de marzo de 2013

Rainer María Rilke. Sexta Elegía. Elegías de Duino.

                        Fuente de vida -detalle-. Obra de Mateo Santamarta
                                                                         
 SEXTA ELEGÍA
                                               
HIGUERA, hace ya mucho que percibo tu significación,
cómo saltas casi enteramente el florecer,
y dentro en el fruto resuelto a tiempo preciso
acucias, recatada, tu propio secreto.
Como el caño del surtidor tu curvado ramaje impulsa
hacia arriba y hacia abajo la savia, y brinca de su sueño,
casi dormida, en la dicha de su plenitud más dulce.
Mira: semejante al dios en el cisne
                                                              ...Pero nosotros nos demoramos,
ay, ciframos nuestra gloria en florecer y traicionados, penetramos
en el meollo tardío de nuestro fruto final.
A pocos les asciende tan fuerte el impulso de la acción
para instarse y arder con el corazón rebosante,
cuando la seducción del florecer, como la brisa suave de la noche,
les toca la juventud de la boca, les toca los párpados:
a los héroes quizá, y a los tempranamente predestinados al más allá,
a quienes la muerte, jardinera solícita, dobla de otro modo las venas.

Éstos se precipitan allí: se adelantan a su propia sonrisa,
como las cuadrigas en los apacibles
bajo-relieves de Karnak al rey victorioso.

Maravillosamente próximo está el héroe a los muertos jóvenes. Durar
no le importa. Su aparecer es ya existir; con firmeza
se toma a sí mismo y entra en la constelación cambiante
de su continuo peligro. Allí pocos podrían encontrarle. Pero
el destino que sombrío nos silencia, entusiasmado de pronto,
canta al héroe en la tempestad de su mundo tumultuoso.
Más yo no oigo a nadie como a él. De súbito me atraviesa
en una corriente de aire el sonido apagado de su canto.

Entonces, ¡cómo quisiera guardarme de la nostalgia: Oh, si fuera,
si fuera yo un niño, si me fuera permitido volver a ser y me sentara
apoyado en unos brazos futuros, y leyera lo que se cuenta de Sansón,
cómo su madre, primero infecunda, parió luego todo!
¿No era ya un héroe en ti, oh madre, no comenzó
allí ya, en ti, su dominadora elección?
Millares se gestaban en tu seno y pugnaban por ser él;
pero mira: el apresaba y soltaba, elegía y podía.
Y cuando derribó las columnas, fue porque irrumpía
del mundo de tu cuerpo en el mundo más angosto, donde
no dejaba de elegir y de poder. ¡Oh madres de héroes! ¡Origen
de ríos impetuosos! Vosotras, abismos, en los que,
desde el borde altísimo del corazón, sollozando
se precipitan ya las muchachas, víctimas destinadas al hijo.
Porque el héroe pasó, cual tempestad, sin detenerse en las paradas de amor,
cada una te transportaba más alto, cada latido de un corazón que por él palpitó;
mas, enmudecidas las sonrisas, el héroe estaba ya lejos, era otro.
Rainer María Rilke.
Copiado de la excelente versión al castellano de Jaime Ferrero Alemparte para la  colección Austral de Espasa Calpe ( cuarta edición)
Actualmente hay un Nueva Antología, revisada y ampliada, en la misma colección que también poseo.
He preferido transcribir ésta que tengo desde hace muchos años y la que estoy más acostumbrado.

13 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Gracias por Rilke.
Gracias por tu fuente de vida y por esa vida sensible que hay en ti, siempre nutricia y siempre bella.

(Por cierto, yo también tengo esa antología de Austral, y me gusta mucho. Qué coincidencia.

Un abrazo, querido Mateo.

U-topia dijo...

Qué maravilla!!

Una se queda sin aliento leyendo esta Sexta Elegia. Qué precioso final: Porque el héroe pasó, cual tempestad, sin detenerse en las paradas de amor....

(...) Al fin se fue el invierno.
Brotan igual las yemas de la higuera
que los dedos dormidos del deseo.


AMALIA BAUTISTA

Me ha venido a la cabeza al empezar a leer a Rilke...

Buena semana!!

Isolda Wagner dijo...

Me emociona en un día como hoy, se lee, sin querer, de otra manera.
Grande la fuente de la vida. Muchos besos, Mateo.

mateosantamarta dijo...

Gracias a ti por tu visita y comentario, Isabel,. Tengo esa Antología desde hace una vida y aunque me compre otra -también de Austral Y también en versión de Alemparte, le tengo tanto cariño a la antigua que ya voy a ella instintivamente. Un abrazo, amiga.

mateosantamarta dijo...

Me alegra tu visita, Laura. Rilke es uno de mis poetas preferidos al que siempre puedo releer y encontrar una nueva perspectiva que necesitaba tiempo para revelarse. Esta Sexta Elegía es una visión extraña de la grandeza del héroe al que sin embargo parece faltarle algo. Me recuerda otro texto de Rilke recogido en su Testamento y en el que también aborda la cuestión del crecimiento interior a partir del impulso de la mujer amada.
Buena semana, amiga y un abrazo.

mateosantamarta dijo...

Gracias, Isolda. Volveremos con Rilke: Hay mucha miga en su obra.
A veces es fácil de leer porque nos atrapa el tema, pero sobre todo la belleza y claridad con que se nos ofrenda.
Besos, amiga.

Adriana Alba dijo...

Hermoso Mateo.
Rilque es un oasis en el desierto.
Tu pintura hermosa también.
Te dejo un fuerte abrazo querido amigo.
Estoy con poco tiempo para visitar los blogs, pero siempre me haré un lugar para llegar hasta tu casa.
Besos.

mateosantamarta dijo...

Pues no te preocupes mucho, Adriana. Yo tampoco tengo mucho tiempo y no estoy muy animado así que veo y leo lo que puedo y quiero. Tu visita siempre es un regalo, pero no te sientas comprometida, prefiero que estés relajada y feliz. Rilke es lo más en poesía y eso que leemos una versión al castellano. Besos, amiga y lo mejor para ti.

virgi dijo...

Una maravilla, Mateo.
¡Qué canto a la vida! Cuando pienso que debido a sus estrecheces fue secretario (o algo así) de Rodin, veo las sendas inexplicables de la vida. Es que Rodin, siendo genial, nunca me ha tocado el corazón.
Besos besos

mateosantamarta dijo...

En eso también estamos de acuerdo, Virgi. Rilke está muy por encima de Rodin según mi modesto parecer.
Besos amiga

Anónimo dijo...

Sin duda, lo està... aunque se trata de expresiones distintas, comparto la opinión de que la obra escultórica de Rodin no estremece como sí lo hace la Obra poética de Rilke. La Higuera, en Chile, tiene mala fama, en el campo se dice no se debe pasar de noche por debajo de una higuera pues el colulo ( el diablo ) se aparece. Me parece asombroso como el poema va desde este árbol a la mujer y a la maternidad, como va sin que al lector se le desectructure el entendimiento, como va, natural y fluidamente armando un mundo tan real y tan profundo. La muerte, solícita jardinera !!!! me llevo este verso para siempre!.
Mi cariño siempre para ti lindo Mateo.

Anónimo dijo...

Ah! y este verso... "sollozando
se precipitan ya las muchachas, víctimas destinadas al hijo". ¿Quienes son los héroes?

mateosantamarta dijo...

Gracias, Eva. Me alegra que te haya gustado. La higuera es para mí el árbol más próximo: en mi pueblo había en casi todas las casas. El héroe o la heroína? El que cumple su destino de modo inexorable y consciente. Besos, amiga.