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domingo, 15 de octubre de 2017

Joan Maragall > La vaca cega. (Con dos versiones: de Unamuno y de Corredor Mateos)



LA VACA CEGA

Topant de cap en una i altra soca,
avançant d'esma pel camí de l'aigua,
se'n ve la vaca tota sola. És cega.
D'un cop de roc llançat amb massa traça,
el vailet va buidar-li un ull, i en l'altre
se li ha posat un tel: la vaca és cega.
Ve a abeurar-se a la font com ans solia,
mes no amb el ferm posat d'altres vegades
ni amb ses companyes, no; ve tota sola.
Ses companyes, pels cingles, per les comes,
el silenci dels prats i en la ribera,
fan dringar l'esquellot, mentres pasturen
l'herba fresca a l'atzar... Ella cauria.
Topa de morro en l'esmolada pica
i recula afrontada... Però torna,
i baixa el cap a l'aigua, i beu calmosa.
Beu poc, sens gaire set. Després aixeca
al cel, enorme, l'embanyada testa
amb un gran gesto tràgic; parpelleja
damunt les mortes nines i se'n torna
orfe de llum sota del sol que crema,
vacil.lant pels camins inoblidables,
brandant llànguidament la llarga cua.

(Joan Maragall 1893)

***

Tropezando en los troncos de cabeza,
hacia el agua avanzando vagarosa, 
del todo sola va la vaca. Es ciega. 
De una pedrada harto certera un ojo 
le ha deshecho el boyero y en el otro 
se le ha puesto una tela. La vaca es ciega. 
Va a abrevarse a la fuente a que solía, 
mas no, cual otras veces, con firmeza, 
ni con sus compañeras, sino sola. 
Sus hermanas por lomas y encañadas, 
por silencio de prados y riberas, 
hacen sonar la esquila mientras pastan 
yerba fresca al azar. Ella caería. 
Topa de morro en la gastada pila, 
afrentada se arredra, pero torna, 
dobla la frente al agua y bebe en calma. 
Poco y casi sin sed; después levanta 
al cielo, enorme, la testuz cornuda 
con gesto de tragedia, parpadea 
sobre las muertas niñas, y se vuelve, 
bajo el ardiente sol, de lumbre huérfana, 
por sendas que no olvida, vacilando, 
blandiendo en languidez la larga cola. 

(Traducciòn de Miguel de Unamuno)
(De "Unamuno-Maragall, epistolario y escritos complementarios"; hora h, Seminario y Ediciones S.A.)

Tropezando con uno y otro tronco,

avanzando por hábito a la fuente,
viene la vaca solitaria. Es ciega.
De una pedrada demasiado diestra, 
un ojo le vació el zagal, y el otro
se le enteló. La vaca quedó ciega.
Viene a abrevar ahora como antes, 
sin el aire seguro de otras veces,
ni con sus compañeras: viene sola.
Ellas, por precipicios y cañadas,
por silenciosos prados y riberas,
hacen sonar la esquila mientras pacen
fresca hierba al azar...Ella caería.
Topa de morro en el pilón gastado;
retrocede asustada...Pero vuelve
e inclina la testuz. Bebe con calma,
poco, sin mucha sed. Después levanta
al cielo, enorme, la cabeza astada, 
con un trágico gesto. Parpadea
sobre muertas pupilas, y recorre,
huerfana de la luz de un sol que quema,
vacilando, la senda inolvidable,
mientras su larga cola mueve lánguidamente.

(Versión de José Corredor Mateos)
(De "Antología esencial de la poesía catalana contemporánea"; Colección Austral.

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