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viernes, 10 de mayo de 2019

Memorial de la Fosa de los Bañezanos (Izagre, León, Spain)


Memorial de la Fosa de los Bañezanos (en Izagre, León, Spain) vandalizado por bárbaros  sin conciencia
"Aunque bajo la tierra
Mi amante cuerpo esté
escríbeme  a la tierra
que yo te escribiré "
M. Hernandez

Bajo la tierra un corazón helado,
bajo la tierra un sonajero muerto,
bajo la tierra unos pendientes rotos.
Bajo la tierra un grito endurecido.

Sobre la tierra los cobardes callan.
Sobre la tierra se impone el silencio.
Sobre la tierra ya no quedan lágrimas.

Bajo la tierra huesos y más huesos.
Sobre la tierra sólo  las espadas.
Bajo la tierra late la memoria,
sobre la tierra gusanos de olvido,
horadando la luz, el recuerdo y la muerte.

Yo le escribo a la tierra.
Sé  que la tierra escucha.
Sé que la tierra entiende.

Marisa Peña. Mi bella miliciana.


***
EN LA BAÑEZA,  EL DÍA 10 DE ABRIL DE 2010, sábado, POR LA MAÑANA, A LAS 12 DEL MEDIODÍAEN EL CENTRO CULTURAL INFANTA CRISTINA, se realizará la entrega a sus familiares de los restos de los diez de los once bañezanos asesinados y enterrados en la fosa común de Izagre el 10 de octubre de 1936: María Alonso Ruiz, de 32 años; Isaac Nistal Blanco, de 54 años; Abraham Bécares Rodríguez, de 29 años;Julio Fernández Martínez, de 33 años; José Simón Alejo Barrios, de 20 años; Patricio Martínez Castillo, de 28 años; Eugenio Carnicero Alonso, de 32 años;Norberto Ángel Martínez Mielgo, natural de Hospital de Órbigo, de 31 años, y Ángel González Nadal, de unos 30 años XE "González González, José" Sus restos fueron exhumados de dicha fosa (conocida como “la de los bañezanos”) entre las fechas 2 y 11 de septiembre de 2008 por voluntarios de la ARMH.
***
En las inmediaciones del kilómetro 275 de la actual carretera León-Valladolid el 10 de octubre de 1936 se perpetró una masacre: fueron asesinadas 11 personas, bañezanas, socialistas 9 de ellas, de Unión Republicana una y de Izquierda Republicana la otra. 82 años después, el monolito erigido en su memoria, ha sido destrozado.

jueves, 28 de febrero de 2019

Miguel Hernández > Andaluces de Jaén

Andaluces de Jaén, 
aceituneros altivos, 
decidme en el alma: ¿quién, 
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada, 
ni el dinero, ni el señor, 
sino la tierra callada, 
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura 
y a los planetas unidos, 
los tres dieron la hermosura 
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano, 
dijeron al pie del viento. 
Y el olivo alzó una mano 
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén, 
aceituneros altivos, 
decidme en el alma: ¿quién 
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida, 
no la del explotador 
que se enriqueció en la herida 
generosa del sudor.

No la del terrateniente 
que os sepultó en la pobreza, 
que os pisoteó la frente, 
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán 
consagró al centro del día 
eran principio de un pan 
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna, 
los pies y las manos presos, 
sol a sol y luna a luna, 
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén, 
aceituneros altivos, 
pregunta mi alma: ¿de quién, 
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava 
sobre tus piedras lunares, 
no vayas a ser esclava 
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad 
del aceite y sus aromas, 
indican tu libertad 
la libertad de tus lomas.

(Miguel Hernández, 1937)

viernes, 25 de enero de 2019

(Federico García Lorca - Sonetos del amor oscuro- Soneto de la dulce queja)

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.

(Federico García  Lorca - Sonetos del amor oscuro- Soneto de la dulce queja)

martes, 8 de enero de 2019

Gabriel Celaya > La poesía es un arma cargada de futuro.

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente 
los vertiginosos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, axfisiados,
piden ser, piden ritmo
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.


Antología Cátedra de la poesía de las Lenguas Hispánicas.
Selección e introducción de Francisco Ruiz Casanova.