Las playas, parameras
al rubio sol durmiendo,
los oteros, las vegas
en paz, a solas, lejos;
los castillos, ermitas,
cortijos y conventos,
la vida con la historia,
tan dulces al recuerdo,
ellos, los vencedores
caines sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.
Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.
Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.
Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.
Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?
Adriana Alba dijo...

Cuánta pasión en los versos de Cernuda, escribía desde la entrañas...me encantó Mateo.
Besos y regalo
Besos y regalo
Contigo
¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
L. Cernuda
Gracias, Adriana, por el regalo y por estar aquí. Cernuda es uno de mis preferidos. Besos, amiga.
ResponderEliminarEncantada de haber encontrado tu blog. Es un placer leer tanta belleza :)
ResponderEliminarDesde ya te sigo...
Un saludo :)
Gracias, amigo: por tu visita, por quedarte y por tu halago. Un saludo.
ResponderEliminarLa nostalgia recurrente de Cernuda.
ResponderEliminarLa belleza de sus versos.
Es como si su onda energética se deslizara por el cosmos esparciendo claridad.Su propia claridad y la de tantos otros.
Siento que su voz arropa a los que sintieron como él .
Era un ser muy especial .No se desvaneció ese caudal de sensibilidad.Sigue y seguirá proyectándose en miles de caudales.
Un abrazo.
Tienes razón, Carmela. Nostalgia, belleza y fuerza, mucha fuerza. Cernuda crece, se expande. Gran poesía. Un abrazo, amiga.
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