Hay estatuas de hielo en mi recuerdo, técnica mixta sobre papel, 50x65, 1989.
Una mariposa que habita una borrasca, aguatinta y punta seca sobre zinc, 2003; mancha 29x24.5; papel johannot de 280 gr. 56,5x38.
La última amada ya se acerca
La fiel
la
apacible
la que a todos
nos es dada de modo inexorable
ella viene ya rozándome los labios
Antes vino una sonrisa tierna y leve
Ha sido
para mi dulce promesa
y aún lo
es...
Dónde están hoy tus ojos
amor
mío
Tú te fuiste con mi aliento
con
mi alma
Como estatua de hielo me he quedado
Aún me dicen las cartas que eres mía
Hoy yo quiero
Señor
ser nuevo
Adán
haz en ella
para
mí
de nuevo a Eva
Que surja nueva y limpia
de nosotros
una raza que habite esta tierra
Enséñame a amarla
SÍ
Dios mío
Hace tiempo una promesa me fue hecha
Oh Señora yo te pido
Ya
es tiempo
de que en ella se me cumpla ese prodigio
Que versos tan lindos y profundos Mateo!
ResponderEliminarCasi como un clamor... se van deslizando tus letras, como una plegaria, como una mariposa que se asoma por el hueco de una flor, y tus pinturas como siempre sugerentes, bellas y estèticas.
Lo que tenga que SER que SEA.
Un abrazo grande y dominguero y un video que espero te guste.
http://www.youtube.com/watch?v=dHcB97wn33s&feature=related
Gracias, Adriana, por tu comentario, tus elogios y por el vídeo que me traes. Un abrazo de Domingo- triste y lluvioso en Madrid-.
ResponderEliminarQuerido Mateo, me dejas sin palabras. No sé qué decirte; puedo sentir tus versos y desear que se cumplan tus deseos. No me gustan tanto tus estatuas de hielo y menos lo que significan; mil veces, esa mariposa que habita una borrasca.
ResponderEliminarLa canción, no miente.
Besos como mariposas.
Hoy, Mateo, me has apresado con la fuerza de tu poema. Definitivo, pleno, sincero, una auténtica hermosura que no deja indiferente al leerlo. Hay mucho sentimiento puesto, mucho amor, mucho asombro también.
ResponderEliminarUn abrazo admirado.
Gracias, Isolda. Aunque ya parece un imposible, te agradezco tus buenos deseos y pido para que se cumplan. Un abrazo.
ResponderEliminarNo es cierto que haya estatuas de hielo sino más bien que hay una estatua de hielo en mi interior.
Gracias, Isabel. No son de ahora -ahora apenas escribo y pinto poco-.
ResponderEliminarBueno, lo sentí así, lo siento así y lo escribo como puedo: no soy un mago con las palabras, al menos cuando debería serlo. Un abrazo, amiga.
Lo sé, Mateo, por eso no me gusta el hielo que dices tener en tu corazón.
ResponderEliminarUn beso.
Itxaso sabrá leer en esa tela donde recuerdas estatuas de hielo, pero sentirá pena por la mariposa aunque la meza entre sus olas.
ResponderEliminarUn beso
Me temo que Itxaso no lea nunca ésto. Sólo soy una mariposa habitando una borrasca y me temo que todo lo que conseguí fue llevar a otra a habitar un ciclón. Un beso, Gaia. El poeta sólo es un fingidor. Un triste y solitario fingidor.
ResponderEliminarAlgún día se derretirá, Isolda. Algún día. Un beso, amiga.
ResponderEliminarTu obra gráfica me parece fascinante.
ResponderEliminarGracias.
Gracias, Sergio. Un saludo.
ResponderEliminarQué poema, Mateo... es enorme.
ResponderEliminarComo tus pinturas.
Una mariposa que habita una borrasca me gusta, acostumbrada a ver tus colores, me sorprende.
Un beso
La delicadeza de la mariposa contrasta con el fragor de la borrasca.
ResponderEliminarLas contradicciones del amor, tan sutil, tan cruel.
Un abrazo, apreciado Mateo
Gracias, Verónica. Eres muy amable.
ResponderEliminarUna mariposa que habita una borrasca es un grabado y es habiual utilizar un sólo color -a menudo negro-. Un beso, amiga.
Hay que danzar, batir alas en acordes con la borrasca; de lo contrario, las alas se arrancarán. Un abrazo, Virgi.
ResponderEliminarCerteros y degustables versos.
ResponderEliminarNos leemos.
Saludos.
Gracias, Jorge. Sigo tu blog. Un saludo.
ResponderEliminar