Quería comentaros lo que nos pasó ayer domingo a mi familia (mi mujer, mi chiquitillo de dos años y medio y yo) cuando íbamos a la manifestación en Madrid en defensa de la sanidad pública. Bajábamos por la calle del Prado –una inocua banderita de “No a los recortes” ondeando en el carrito- y a la altura de la plaza del Congreso se nos acercó un policía nacional que de muy malas maneras nos exigió que nos identificáramos. Ante nuestras reiteradas preguntas de si estábamos cometiendo alguna ilegalidad, su única respuesta fue un chulesco “yo soy policía y puedo identificar a quien quiera”. Nos cogió los carnets de identidad y registró nuestros datos… Después nos dijo que tenían orden de identificar a los manifestantes que pasaran por la calle. No sabemos qué ocurrirá con esos datos, si nos multarán o pasaremos a un listado de “ciudadanos activistas”. Una chica protestó y tomó algunas fotos que os envío. Le agradecemos su actitud y creo que deberíamos imitarla cuando nos encontremos con situaciones similares.
Una cosa es clara, lo que buscan con este tipo de actuaciones anticonstitucionales es atemorizarnos, y que ni siquiera llevemos a cabo el mínimo gesto democrático que es salir a la calle para manifestarnos y visibilizar la protesta contra la destrucción de nuestros derechos y de nuestra dignidad. Pero asimismo el episodio muestra otra cosa: que si lo quieren prohibir es porque ese gesto de libertad –mínimo- todavía resulta eficaz. Os animamos pues a ejercerlo.
Sabemos que esto es una anécdota frente a otros tipos de violencia, pero creemos que dado el absurdo de la situación –identificar a una familia con niño por llevar una bandera contra los recortes- es también muy simbólica de que estamos traspasando, ya definitivamente, un umbral: bienvenidos al estado totalitario.
El amor es así a veces, ni se queda para inundarnos enteros ni se va para dejarnos libres. En cualquier caso, más vale sentir, amar, sufrir por amor, pensar en el amor... Cualquier cosa que tenga que ver con él para no sentirnos secos por dentro. "La casa más secreta" es misteriosa y dulce al tiempo, muy sutil, delicada, casi de porcelana. La alegoría está presente, o eso creo, que mis conocimientos de arte son pocos. Un abrazo.
Hola Mateo! Como me dijo un amigo, todos los seres de gran sensibilidad son poetas. Así que no lo dudes, amigo poeta.
No nacimos sabiendo amar, mucho menos olvidando. Eso lo vamos aprendiendo. Aunque es tan difícil...
Un bello nombre, Itxaso, la rosa inspiradora de tu bella poesía.
Es posible que tenga algo de poeta, Ana . Ya sabes lo que dice Pessoa:O poeta é um fingidor.
Finge tão completamente
Que chega a fingir que é dor
A dor que deveras sente.
O Nietzsche: << /.../ Sin embargo, ¿qué te dijo en otro tiempo Zaratustra? ¿Que los poetas mienten demasiado? - Mas también Zaratustra es un poeta. ¿Crees, pues, que dijo entonces la verdad? ¿Por qué lo crees?>>
El discípulo respondió: "Yo creo en Zaratustra". Mas Zaratustra movió la cabeza y sonrió.
La fe no me hace bienaventurado, dijo, y mucho menos la fe en mí.
Pero en el supuesto de que alguien dijera con toda seriedad que los poetas mienten demasiado: tiene razón, -nosotros mentimos demasiado.
/.../
Así que está bien ser poeta, pero creo que es mejor saber amar y muchos "poetas" no sabemos. Gracias, Ana. Tus palabras me halagan y me consuelan. Un abrazo, amiga.
cuando doblamos la isla abandonada de las opuncias,
hacia el oeste, más allá del cabo de los perros
que ladran.
Si quiere conocerse, decían,
en un alma ha de verse, decían,
y los remos herían el oro del mar
en el crepúsculo.
Pasamos muchos cabos muchas islas el mar
que lleva al otro mar, gaviotas, focas.
En tiempos mujeres desgraciadas con lamentos
lloraban a sus hijos perdidos
y otras furiosas buscaban a Alejandro Magno
y las glorias hundidas en las profundidades de Asia.
Atracamos en playas rebosantes
de fragancias nocturnas y gorgeos de pájaros,
de aguas que dejaban en las manos
el recuerdo de una gran felicidad.
Pero los viajes no se terminaban.
Sus almas se fundieron con los remos y escálamos
con el rostro severo de la proa
con el surco del timón
y el agua que rompía sus semblantes,
Los compañeros acabaron en fila,
con los ojos bajos. Sus remos muestran
el sitio donde duermen en la playa.
Nadie los recuerda. Justicia.
Yorgos Seferis (Traducción de Ramón Irigoyen)
MITHISTORIMA (LEYENDA)
XVIII
Lamento haber dejado pasar un río ancho entre nis dedos
sin beber ni una gota.
Ahora me hundo en la piedra.
Un pino pequeño sobre la tierra roja,
mi única compañía.
Lo que amé se ha perdido con las casas
que estando nuevas el verano último
se hundieron con el viento del otoño.
Adriana Alba dijo:
Sabìa que alguna vez estarìa por aquì Seferis, tal vez hayas publicado algo anteriormente, no lo sè...pero es un hermoso recordatorio en el mes de su partida. Nos ha dejado en su obra un legado maravilloso. Flores de la roca Flores de la roca frente al verde mar, vetas que me evocan otros amores, bruñidas por la lentitud de la llovizna, flores de la roca, semblantes que llegaron cuando nadie hablaba y que me hablaron cuando me dejaron tocarlas después del silencio entre los pinos, las adelfas y los plátanos. De "Poesía completa" G.Seferis te dejo enlace de video y un cariñoso saludo querido amigo. http://www.youtube.com/watch?v=d5DCyo3fiJI en