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jueves, 12 de julio de 2018

Marisa Peña y el hilo de la memoria.

Lección de memoria (pintura de Mateo Santamarta, detalle)


LA VOZ HEREDADA.
( A mi abuelo, con la voz heredada que le debo.)
¿Cómo no imaginarte en las batallas
que me ofrece, día a día, la tristeza?
¿Y cómo no pensarte en las derrotas,
en las profundas fosas olvidadas
entre amargos barrotes
de una cárcel infame,
injusta, innecesaria?
( tapias de silencio,
muros de agonías,
voces acalladas…)
¿Cómo no hacer memoria para no hacer olvido?
¿Cómo no presentirte en tus ausencias,
en todo lo que no viví contigo,
en la mano que no pude estrecharte,
en las caricias que nos arrebataron?
¿Cómo no hacer memoria,
cómo no presentirte, pensarte, imaginarte
en las noches gastadas
de la vida imperfecta, inacabada,
que vivimos sin ti?
Y la voz que te debo
desde aquí te recuerda
con la ventana abierta
y la sonrisa puesta;
porque la vida sigue,
y siempre, aunque nos pese,
tiene que haber un tiempo
que invoque la esperanza arrebatada.
Marisa Peña. El hilo de la memoria.Unaria ediciones. 2014.

***

Mientras me quede voz
hablaré de los muertos
tan quietos, tan callados,
tan molestos.

Mientras me quede voz
hablaré de sus sueños,
de todas las traiciones,
de todos los silencios,
de los huesos sin nombre
esperando el regreso,
de su entrega absoluta,
de su dolor de invierno.

Mientras me quede voz
no han de callar mis muertos.

Marisa Peña.

***
Las manos de mi bella miliciana
doblan paquetes grises con tabaco,
lápices y cuartillas,
para mi abuelo preso.
Hay lágrimas amargas 
en cada pliegue triste y desigual.
Churretones de rabia y sufrimiento
decoloran el nudo del paquete.
Las manos de mi bella miliciana
tiemblan en la penumbra de un cuarto solitario.
Es muy largo el invierno
de los republicanos...
Y décadas le faltan 
para siquiera intuir la primavera.
Marisa Peña, Mi bella miliciana.

Cezanne : humilde y colosal

Madame Cezanne en un sillón rojo (Hortense)

Consciente y consecuente como ningún otro artista de sus objetivos en pintura no alcanzará el reconocimiento total hasta el final de sus días. 
Blanco preferido de la crítica más vulgar y socarrona soportó con humildad y coraje el menosprecio y los insultos. Incluso algún importante amigo de juventud llegó a dudar de su capacidad para desarrollar e imponer su visión pictórica que sería luego punto de referencia obligada para los que vinieron detrás.

Comienzo a sentirme superior a los que me rodean y usted ya sabe que he llegado a esa buena opinión sobre mí sólo después de madura reflexión. Tengo que seguir trabajando siempre, aunque no para llegar a esa trillada perfección que provoca la admiración de los tontos. Para esa forma de pintar que generalmente tanto se aprecia basta con los conocimientos de un obrero. Los cuadros pintados de esa forma son todos faltos de arte y vulgares. Para resarcirme sólo puedo aspirar a la satisfacción de comunicar verdades y sabiduría más sublimes. Y créame que llegará la hora en que uno logrará imponerse y después uno tendrá admiradores mucho más fervientes y convencidos que aquellos que se dejan adular sólo por la apariencias externas.