Nació en 1914 y murió en 1998. Poeta, ensayista y pensador mexicano. Su poesía es la luz iluminando la vida, el amor en un sentido amplio, el de La Tierra por el Sol, el del hombre por la mujer, el del dios por la diosa. La mirada aguda, la mente lúcida, la palabra exacta, la imagen gozosa. Su poesía es de primera magnitud.
/.../ todo se transfigura y es sagrado,
es el centro del mundo cada cuarto,
es la primera noche, el primer día,
el mundo nace cuando dos se besan,
gota de luz de entrañas transparentes
el cuarto como un fruto se entreabre
o estalla como un astro taciturno
y las leyes comidas de ratones,
las rejas de los bancos y las cárceles,
las rejas de papel, las alambradas,
los timbres y las púas y los pinchos,
el sermón monocorde de las armas,
el escorpión meloso y con bonete,
el tigre con chistera, presidente
del Club Vegetariano y la Cruz Roja,
el burro pedagogo, el cocodrilo
metido a redentor, padre de pueblos,
el Jefe, el tiburón, el arquitecto
del porvenir, el cerdo uniformado,
el hijo predilecto de la iglesia
que se lava la negra dentadura
en el agua bendita y toma clases
de inglés y democracia, las paredes
invisibles, las máscaras podridas
que dividen al hombre de los hombres,
al hombre de sí mismo,
se derrumban por un instante eterno y vislumbramos
nuestra unidad perdida, el desamparo
que es ser hombres, la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte,
el olvidado asombro de estar vivos;
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino /.../
Fragmento de su poema "Piedra de Sol"
Extraído de La Estación Violenta , edición de Fondo de Cultura económica.
CONTIGO
Ráfagas turquesa
Loros fugaces en parejas
Vehemencias
El mundo llamea
Un árbol
Hirviente de cuervos
Arde sin quemarse
Quieta
Entre los altos tornasoles
Eres
Una pausa de la luz
El día
Es una gran palabra clara
Palpitación de vocales
Tus pechos
Maduran bajo mis ojos
Mi pensamiento
Es más ligero que el aire
Soy real
Veo mi vida y mi muerte
El mundo es verdadero
Veo
Habito una transparencia.
(Ladera este)
Extraído de Teatro de Signos, selección, edición y montaje de Julián Ríos para la colección Espiral de la Editorial Fundamentos.
EJE
Por el arcaduz de sangre
Mi cuerpo en tu cuerpo
Manantial de noche
Mi lengua de sol en tu bosque
Artesa tu cuerpo
Trigo rojo yo
Por el arcaduz de hueso
Yo noche yo agua
Yo bosque que avanza
Yo lengua
Yo cuerpo
Yo hueso de sol
Por el arcaduz de noche
Manantial de cuerpos
Tú noche del trigo
Tú bosque en el sol
Tú agua que espera
Tú artesa de huesos
Por el arcaduz de sol
Mi noche en tu noche
Mi sol en tu sol
Mi trigo en tu artesa
Tu bosque en mi lengua
Por el arcaduz del cuerpo
El agua en la noche
Tu cuerpo en mi cuerpo
Manantial de huesos
Manantial de soles.
(Ladera este)
Extraído de Teatro de Signos, selección edición y montaje de Julían Ríos para la colección Espiral de la Editorial fundamentos.
Isabel Martínez Barquero dijo...
Como nuestro Jorge Guillén, Octavio Paz es un poeta del cántico, del gozo; un poeta nutricio que celebra cuanto existe y encumbra al amor como la mayor felicidad.
Lo he leído siempre con agrado.
Llevas razón al calificar su poesía como luminosa.
Un fuerte abrazo, Mateo.
Isolda dijo...
Otro fragmento de Piedra de Sol
Sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo donde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre las yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso...
Ni me he levantado a por mi libro de Octavio Paz. He buscado en la wikipedia y ahí he encontrado, además, una cita de Gerard de Nerval. Ya ves.
Enorme el poeta.
Adriana Alba dijo...
Ya te había dicho que me encanta...Piedra de Sol es uno e mis preferidos, pero hay tantos, es cierto su poesía es la luz iluminado la vida, que bueno que hayas podido escuchar una conferencia de él,sin duda habrá sido "para alquilar balcones".
Como quien oye llover
Óyeme como quien oye llover,
ni atenta ni distraída,
pasos leves, llovizna,
agua que es aire, aire que es tiempo,
el día no acaba de irse,
la noche no llega todavía,
figuraciones de la niebla
al doblar la esquina,
figuraciones del tiempo
en el recodo de esta pausa,
óyeme como quien oye llover,
sin oírme, oyendo lo que digo
con los ojos abiertos hacia adentro,
dormida con los cinco sentidos despiertos,
llueve, pasos leves, rumor de sílabas,
aire y agua, palabras que no pesan:
lo que fuimos y somos,
los días y los años, este instante,
tiempo sin peso, pesadumbre enorme,
óyeme como quien oye llover,
relumbra el asfalto húmedo,
el vaho se levanta y camina,
la noche se abre y me mira,
eres tú y tu talle de vaho,
tú y tu cara de noche,
tú y tu pelo, lento relámpago,
cruzas la calle y entras en mi frente,
pasos de agua sobre mis párpados,
óyeme como quien oye llover,
el asfalto relumbra, tú cruzas la calle,
es la niebla errante en la noche,
como quien oye llover
es la noche dormida en tu cama,
es el oleaje de tu respiración,
tus dedos de agua mojan mi frente,
tus dedos de llama queman mis ojos,
tus dedos de aire abren los párpados del tiempo,
manar de apariciones y resurrecciones,
óyeme como quien oye llover,
pasan los años, regresan los instantes,
¿oyes tus pasos en el cuarto vecino?
no aquí ni allá: los oyes
en otro tiempo que es ahora mismo,
oye los pasos del tiempo
inventor de lugares sin peso ni sitio,
oye la lluvia correr por la terraza,
la noche ya es más noche en la arboleda,
en los follajes ha anidado el rayo,
vago jardín a la deriva
entra, tu sombra cubre esta página.
Octavio Paz
Gracias Mateo por tan bella entrada.
Un inmenso abrazo de luz y poesía, que tengas una excelente semana querido amigo.
Ana dijo...
Hola Mateo! Gracias a tu post acabo de pasar una hermosa tarde leyendo a Octavio Paz. Me interné en sus poemas y me olvidé de dónde estaba. Me extravié en unos ojos, atravesé espejos, perseguí a mi sombra, descubrí nuevos rostros, mi hora se hizo transparente. Bendita poesía.
Tus ojos
Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.
Nuevo rostro
La noche borra noches en tu rostro,
derrama aceites en tus secos párpados,
quema en tu frente el pensamiento
y atrás del pensamiento la memoria.
Entre las sombras que te anegan
otro rostro amanece.
Y siento que a mi lado
no eres tú la que duerme,
sino la niña aquella que fuiste
y que esperaba sólo que durmieras
para volver y conocerme.
La calle
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie
La hora es transparente
La hora es transparente:
vemos, si es invisible el pájaro,
el color de su canto.
Mis ojos te descubren
desnuda
y te cubren
con una lluvia cálida
de miradas
Baja
desnuda
la luna
por el pozo
la mujer
por mis ojos
Espejo
Hay una noche,
un tiempo hueco, sin testigos,
una noche de uñas y silencio,
páramo sin orillas,
isla de yelo entre los días;
una noche sin nadie
sino su soledad multiplicada.
Se regresa de unos labios
nocturnos, fluviales,
lentas orillas de coral y savia,
de un deseo, erguido
como la flor bajo la lluvia, insomne
collar de fuego al cuello de la noche,
o se regresa de uno mismo a uno mismo,
y entre espejos impávidos un rostro
me repite a mi rostro, un rostro
que enmascara a mi rostro.
Frente a los juegos fatuos del espejo
mi ser es pira y es ceniza,
respira y es ceniza,
y ardo y me quemo y resplandezco y miento
un yo que empuña, muerto,
una daga de humo que le finge
la evidencia de sangre de la herida,
y un yo, mi yo penúltimo,
que sólo pide olvido, sombra, nada,
final mentira que lo enciende y quema.
De una máscara a otra
hay siempre un yo penúltimo que pide.
Y me hundo en mí mismo y no me toco.
Decir, hacer
A Roman Jakobson
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.
Un abrazo!