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lunes, 29 de abril de 2013
Rainer María Rilke - Sonetos a Orfeo
8 comentarios:
- U-topia dijo...
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Para mi Rilke es siempre un reclamo. Estos sonetos los conozco, son bellísimos.
- 29 de abril de 2013, 23:17
- Isabel Martínez Barquero dijo...
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Tu pintura se hace espíritu, Mateo, y acompañada de Rilke es ya espíritu alado, pura metáfora en ese árbol que alaba lo existente.
Un abrazo. - 30 de abril de 2013, 14:07
- mateosantamarta dijo...
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Gracias, Laura Uve. A mí también me lo parecen. Un abrazo.
- 2 de mayo de 2013, 13:24
- mateosantamarta dijo...
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Gracias, Isabel. Cuesta estar al lado de estos gigantes sin parecer atrevido. En todo caso es un reconocimiento a su gran poesía. Un abrazo.
- 2 de mayo de 2013, 13:27
- Adriana Alba dijo...
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Nuestro amado Rilke!
Gracias Mateo por traerlo.
Tu sugerente y bella pintura me recordò un dìa de otoño tras el cristal de una ventana, hasta ví un pequeño pájaro.
Te dejo un cariñoso saludo y un regalo
Día de otoño
Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.
Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.
No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.
R.M.R
- 2 de mayo de 2013, 18:29
- mateosantamarta dijo...
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Gracias, Adriana. Aunque no es uno de los Sonetos a Orfeo, incluiré esta hermosa oración en la entrada. Es uno de los poemas del Libro de las Imágenes, según veo.
Está bien tu visión de mi pintura: es abierta y de libre interpretación. Me parece saber donde ves una forma que podría evocar a un pájaro.
Un cariñoso saludo, amiga. - 3 de mayo de 2013, 12:27
- virgi dijo...
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El fruto, último escalón. Un proceso lento y delicado que se nos ofrece generosamente.
Sólo las almas sensibles saben paladear estas sutilezas.
Un fuerte abrazo, querido Mateo - 4 de mayo de 2013, 21:35
- mateosantamarta dijo...
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Sí, Virgi, y la de Rilke era un alma sensible, grande y fuerte a la vez: es por ello que puede presentarnos estos frutos de ese modo tan "sagrado", cada fruto se nos presenta como una auténtica comunión con la vida y con lo que de peculiar en ella ha adquirido. Un abrazo, amiga.
- 5 de mayo de 2013, 11:57