El adiós
(Según Mong-Kao-Yen y Wang-Wei)
El sol desaparece tras las montañas,
en cada valle cae la tarde
con sus sombras llenas de frescor.
¡Oh mirad! Como un barco de plata
flota la luna en el mar azul del cielo.
¡Siento el soplo de una sutil brisa
detrás de los pinos sombríos!
El arroyo canta armonioso
en la oscuridad.
En el crepúsculo las flores palidecen.
La tierra respira el silencio y el sueño.
Todos los deseos aspiran al sueño,
los hombres cansados vuelven a casa,
para volver a aprender
en la felicidad y juventud olvidadas.
Los pájaros se acurrucan en las ramas.
El mundo se duerme
Sopla viento a la sombra de los pinos.
Estoy aquí a la espera de mis amigos;
les espero para un último adiós.
Deseo gozar a tu lado, amigo,
de la belleza de esta tarde.
¿Dónde estás?
¡Me dejas tanto tiempo solo!
Vago de una parte a otra con mi laúd,
por los caminos plenos
de tierna hierba. ¡Oh belleza!
¡Oh mundo ebrio
de eterno amor y vida!
Bajó del caballo
y le dio la copa del adiós.
Le preguntó adónde iba
y por qué había de ser así.
Habló, tenía la voz velada:
Amigo mío, en esta tierra,
¡la suerte no me fue favorable!
¿Adónde voy?
Vago por los montes.
Mi corazón solitario busca la paz.
¡Vuelvo hacia mi patria, mi morada!
No habrá más horizontes lejanos.
Mi corazón tranquilo espera su hora.
¡De nuevo la tierra amada
florece y reverdece
por todas partes en primavera,
¡Por todas partes y eternamente
brillan luces azules en el horizonte!
Eternamente... eternamente...
http://www.kareol.es/obras/cancionesmahler/tierra/texto.htm Canción de la Tierra
4 comentarios:
Que belleza!
...¿Adónde voy?
Vago por los montes.
Mi corazón solitario busca la paz.
¡Vuelvo hacia mi patria, mi morada!
No habrá más horizontes lejanos.
Mi corazón tranquilo espera su hora.
¡De nuevo la tierra amada
florece y reverdece
por todas partes en primavera,
¡Por todas partes y eternamente
brillan luces azules en el horizonte!
Eternamente... eternamente...
El Hogar, la patria universal donde todos los hombres y mujeres deben llegar, por derecho de nacimiento.
Aunque haya tropiezos, aunque la oscuridad nos paralice, aunque se apaguen las antorchas, volveremos a encenderlas y brillarán por siempre para seguir alumbrando.
Te dejo un abrazo muy grande y que tu semana comience luminosa querido Mateo.
Tanto el poema como la música son de una extraordinaria belleza, profundidad y serenida. Es un de mis músicas preferidas. Éste, supongo que lo sabes es el movimiento final que es practicamente la mitad de la obra. Otro día pondré los 5 anteriores: una maravilla. Un abrazo, Adriana, y feliz semana.
Bellísimo!
Así lo creo, Crmela. Lo oigo con cierta frecuencia. Un abrazo.
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