Mateo Santamarta > Elegía por New York
Sin encontrarse.
Viajero por su propio torso blanco.
Así iba el aire.
(...)
(de RUINA)
***
(...)
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
(...)
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra,
que da sus frutos para todos.
(de GRITO HACIA ROMA)
***
Equivocar el camino
es llegar a la nieve
y llegar a la nieve
es pacer durante veinte siglos las hierbas de los cementerios.
(...)
(de PEQUEÑO POEMA INFINITO)
(Poeta en Nueva York; Llanto por Ignacio Sánchez Mejías; Diván del Tamarit. Coleccuón Austral de Espasa-Calpe)
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