Amancio González. Hito de la memoria. Mármol. 308x171x103. Está ubicada en Carrocera, León, España.
En Arden las pérdidas -en "Ira", esa sección aún viva y dolorida de recuerdos de la guerra civil- se prefiere por el contrario un lenguaje basado en la elusión y en el impacto de imágenes truncadas e inconexas que dejan en el lector la sensación de estar ante un aguafuerte:
¿Quién viene
dando gritos, anuncia
aquel verano, enciende
lámparas negras, silba
en la pureza azul de los cuchillos?
(Prólogo de Antología poética. Alianza Editorial. Tomás Sánchez Santiago.)
***
De las violentas humedades, de
los lugares donde se entrecruzan
residuos de tormentas y sollozos,
viene
esta pena arterial, esta memoria
despedazada.
Aún enloquecen
aquellas madres en mis venas.
***
Vienen con lámparas, conducen
serpientes ciegas a
las arenas albarizas.
Hay un incendio de campanas. Se
oye gemir el acero
en la ciudad rodeada de llanto.
***
Vi los alambres y las cuerdas, vi
la semilla del metal y el soto
blanco de espinos y de luz. Con púrpura
se alimentaban los insectos.
***
Bajo la actividad de las hormigas
había párpados y había
agua mortal en las cunetas.
Aún en mi corazón
hay hormigas.
***
Antonio Gamoneda > Arden las pérdidas. Tusquets editores: Nuevos textos sagrados.
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