Prodigio de pasión, de entusiasmo, de felicidad, de tormento, puro y ardiente monumento al amor, en que la primera materia es ya la carne, el corazón, el alma del poeta en trance de destrucción.
(Vicente Aleixandre)
***
Soneto de la dulce queja
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
***
La frase que encabeza esta entrada y este soneto han sido tomados del libro: Federico García Lorca "Sonetos del amor oscuro. Poemas de amor y erotismo. Inéditos de madurez.
(Ediciones Áltera. Prologo de Javier Ruiz Portella. Epílogo a los Sonetos de Jorge Guillén e ilustraciones de Josep Mª Subirachs.)
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