LUIS CERNUDA
SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
(13-4-1931)
Es uno de mis favoritos el que nos dejaste.
Te dejo otro dedicado al poeta, por Olga Orozco, si no la has leído, te lo sugiero.
Besos.
Te dejo otro dedicado al poeta, por Olga Orozco, si no la has leído, te lo sugiero.
Besos.
LA REALIDAD Y EL DESEO
Olga Orozco
A Luis Cernuda
La realidad, sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de Dios.
Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva
donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A cada cual su copa
para medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A cada cual su plato
para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás.
Y cada dos la división del pan:
el milagro al revés, la comunión tan sólo en lo imposible.
Y en medio del amor,
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al pulso del adiós debajo de la tierra.
La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.
Olga Orozco, Eclipses y Fulgores
9 comentarios:
fascinante pintura, como la lejanía escurriendo los deseos por el cuerpo, trayéndolos de lo infranqueable, y un segundo ofrenciendo una mirada que hierve dentro... la luz y la oscuridad, como esa ventana-rizoma
mucho sin dejarte noticias y alegría de saberte cruzando poemas y erosión de pinceles
un abrazo fuerte
Gracias, Mareva. De vez en cuando paso a ver que quemas. Comento sólo algunas veces...
Un abrazo, fuerte, amiga y paisanina...
Alegría de verte por aquí.
Es uno de mis favoritos el que nos dejaste.
Te dejo otro dedicado al poeta, por Olga Orozco, si no la has leído, te lo sugiero.
Besos.
LA REALIDAD Y EL DESEO
Olga Orozco
A Luis Cernuda
La realidad, sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de Dios.
Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva
donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A cada cual su copa
para medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A cada cual su plato
para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás.
Y cada dos la división del pan:
el milagro al revés, la comunión tan sólo en lo imposible.
Y en medio del amor,
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al pulso del adiós debajo de la tierra.
La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.
Olga Orozco, Eclipses y Fulgores
Debo decirte que tu pintura es fantástica y corona tanto el poema de Cernuda como el de Orozco.
Ese resquicio de luz, ese movimiento de piernas cristalinas y un cuerpo cansino de ojos tiernos y boca que grita silencios...es lo que veo, ya sabes que mi imaginación vuela jaja.
Mas besos.
Gracias, Adriana, por la visita el comentario, el regalo y por tu imaginación. Besos, amiga.
No estás muy lejos de mi visión de esta obra.
Antes de la prevista (aunque gratificante) saturación cernudiana que nos viene encima, está bien recrearse en estos versos del poeta.
Abrazos, siempre
Gracias, Amando. Yo siempre le tengo presente. Un abrazo.
La sentimentalidad de Cernuda siempre moviliza.
Otro de los imprescindibles poetas que arropa con sus poemas la andadura de vivir.
Abrazo.
Cernuda fue señor de muchos exilios, pero nunca fue exiliado de la mejor poesía. Un abrazo, Carmela.
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