Quiero una huelga donde vayamos todos.
Una huelga de brazos, piernas, de cabellos,
una huelga naciendo en cada cuerpo.
Quiero una huelga
de obreros, de palomas,
de chóferes, de flores,
de técnicos, de niños,
de médicos, de mujeres.
Quiero una huelga grande,
que hasta el amor alcance.
Una huelga donde todo se detenga,
el reloj, las fábricas,
el plantel, los colegios,
el bus, los hospitales,
la carretera, los puertos.
Una huelga de ojos, de manos y de besos.
Una huelga donde respirar no sea permitido,
una huelga donde nazca el silencio
para oír los pasos del tirano que se marcha.
(Gioconda Belli)
4 comentarios:
Yo también quiero esa huelga.
Un abrazo, Mateo.
Imprescindible ya esa huelga que desaloje a los impostores. Un abrazo, Isabel.
Que así sea!
Basta de tiranos y manipuladores, ladrones de guantes blancos!
Besos querido Mateo.
El silencio ha nacido, nace todos los días. Y siempre hay tiranos en fuga y huelgas que triunfan, basta con mirar la vida al trasluz, y no precisamente con los ojos de esos tiranos.
Abrazos, siempre
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