PÉRDIDA DE ALHAMA
(1482)
Paseábase el Rey moro
por la ciudad de Granada
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla;
Cartas le fueron venidas
cómo Alhama era ganada:
las cartas echó en el fuego
y al mensajero matara.
¡Descabalga de una mula,
y en un caballo cabalga,
por el Zacatín arriba
subido se había al Alhambra;
mandó tocar sus trompetas,
sus añafiles de plata.
y que las cajas de guerra
apriesa toquen al arma,
porque lo oigan los moros,
los de la Vega y Granada.
cuatro a cuatro, cinco a cinco,
juntádose ha gran compaña.
Allí habló un viejo alfaquí,
la barba bellida y cana:
-¿Para qué nos llamas, rey,
a que fue nuestra llamada?
-Para que sepáis, amigos,
la gran pérdida de Alhama.
-Bien se te emplea , buen rey,
buen rey, bien se te empleara:
mataste a los bencerrajes
que eran la flor de Granada,
cogiste los tornadizos
de Córdoba la nombrada;
por eso mereces, rey,
una pena muy doblada:
que te pierdas tú y el reino
y que se acabe Granada.
Romancero español > Romances fronterizos.
(Clásicos Éxito)
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